martes, 14 de junio de 2011

Ahora sí, la tragedia griega

Algo que jamás se les podrá reprochar a la inmensa mayoría de los políticos mexicanos es haber sucumbido mentalmente frente a la globalización.

Por más que sean evidentes las interconexiones financieras, comerciales y culturales en el mundo, la clase política mexicana, amurallada en la contemplación de su ombligo, resiste a píe firme. Por más que cualquiera con dos dedos de frente e Internet a la mano pueda comprobar que este mundo es un pañuelo virtual, en el que la torpeza de un funcionario estadounidense, la ambición de un jerarca del Partido Comunista Chino, la corrupción de un político francés o los despropósitos de un intermediario financiero pakistaní radicado en la Gran Bretaña, bastan y sobran para desatar una crisis global, los políticos mexicanos no ceden: la globalización no anidará en sus privilegiados cerebros, para ellos “como México no hay dos” y “fuera de México (el país) todo es peor que Cuautitlán: tierra ignota e indiferente”.

Esto permite que la realidad pertinente se reduzca de forma microscópica: el cosmos pende de un hilo que son las elecciones presidenciales de 2012. Lo demás, es lo de menos. Lo demás es esa parte del periódico que nadie lee, la sección de internacionales, útil sólo para que el chofer limpie el parabrisas del Audi o para que la muchacha recoja, instruida en los rudimentos de la ecología y la cultura cívica, las caquitas del perrito cuando lo saca a pasear al parque.

Por eso no dudo que a la inmensa mayoría de los políticos y funcionarios mexicanos, como a buena parte de los empresarios y a sus amanuenses en los medios de comunicación, les pasará de noche la noticia que la calificadora de valores Standard & Poor’s (S&P) redujo la deuda griega a “triple C”, esto es: un riesgo de no-pago o incumplimiento mayor al de la deuda de Ecuador, Jamaica, Pakistán o Granada.

Por supuesto, la economía griega por sí misma, desvinculada de la Unión Europea, no es un riesgo global. Podría conjeturarse, en esa hipótesis fantástica de Grecia sin la Unión Europea, que no hay mayor problema: que truenen las finanzas de Grecia, como en su momento tronaron las finanzas públicas de Argentina y el asunto no pasa a mayores. Pero no es así. Grecia es parte no sólo de la Unión Europea, sino de la zona Euro y la caída de Grecia arrastrará inevitablemente a uno de los proyectos más ambiciosos y visionarios de la economía moderna: la unión monetaria, la idealizada zona monetaria óptima (Robert Mundell) alrededor del Euro.

Y eso, ¿qué importa en México, cuando estamos enfrascados en dilemas que se nos venden como estratégicos o vitales, digamos: el del eventual retorno del PRI y su cohorte de milagros y abusos a Los Pinos? Importa mucho más de lo que parece. Veamos.

1. S & P argumenta que el crédito soberano de Grecia está amenazado por una reestructuración de la deuda que se antoja inevitable, y en la cual los acreedores (muchos de ellos, varios grandes bancos europeos) perderán miles de millones de Euros, de una u otra forma. Palabras más o menos, los analistas de esa calificadora han dicho: Desde nuestra perspectiva crecen las probabilidades de que Grecia tenga que reestructurar su deuda soberana lo que, bajo las condiciones de cualquier programa de rescate, implicará que los acreedores tengan que proveer fondos adicionales; esto, de acuerdo con nuestros criterios, supondrá uno o más incumplimientos (‘defaults’).

2. Para enfrentar este agravamiento de la crisis griega, la Unión Europea, con Francia a la cabeza, está proponiendo que la señora Christine Lagarde se haga cargo de la dirección del Fondo Monetario Internacional. La señora Lagarde, al igual que el gobierno al que actualmente sirve (el de Nicolás Sarkozy), se opone rotundamente a una reestructuración y calcula que el mismo FMI, junto con recursos de los contribuyentes alemanes y franceses, podría echarle la mano a Grecia, aportándole aún más dinero. La señora Lagarde es una cincuentona encantadora, abogada distinguida, que durante muchos años trabajó como ejecutiva en una consultora empresarial estadounidense en Chicago y que, al igual que durante su gestión como Ministra de Finanzas de Francia, tiene la convicción de que no hay que afectar los intereses de las corporaciones financieras o empresariales haciéndoles aceptar pérdidas causadas por una mala decisión de negocios (en este caso, la mala decisión fue haberle prestado al gobierno griego con singular desparpajo los recursos de sus clientes, amparados en que al fin y al cabo se trataba de una nación dentro de la órbita del Euro), y de que siempre hay la posibilidad de darle otra vuelta a la tuerca y pasarle la cuenta de las pérdidas a los contribuyentes, no sólo de Europa, sino del mundo a través del generoso FMI. Por si fuese poco, la señora Lagarde tiene pendiente una peliaguda resolución judicial – fue pospuesta por los jueces la decisión hasta el 8 de julio- acerca de una acusación enderezada en su contra por los latosos socialistas franceses quienes aseguran que benefició indebidamente a un adinerado empresario francés con una resolución discrecional (el empresario, desde luego, es “amigo” del gobierno de Sarkozy), lo que ubica a los miembros del Consejo Directivo del FMI (los 24 personajes que decidirán este mismo mes qué candidato o candidata debe encabezar el FMI) en un terreno pantanoso: ¿Qué sucederá si a la postre los jueces franceses deciden que sí procede el alegato de los socialistas y hay que llamar a la señora Lagarde a rendir cuentas de sus actos?, ¿podrá el zarandeado y vapuleado FMI aguantar que su flamante Director-Gerente, al igual que el anterior, esté sometido a un proceso judicial, en este caso apenas iniciado su encargo?

3. Pero más allá del fuertemente disputado proceso para elegir al nuevo dirigente del Fondo Monetario Internacional, el panorama europeo dista de ser alentador para el mundo: los políticos europeos no tienen ánimos ni incentivos para emprender una reforma a fondo en Europa, obligando a los socios de la Unión a cumplir con los estándares fiscales y de productividad a los que cada país miembro debería ajustarse para poder pertenecer a la Unión Monetaria. Ojo, tarde o temprano los problemas y las crisis monetarias se revelan como consecuencias de desarreglos fiscales y estructurales en la economía. El desbarajuste monetario y financiero sólo es consecuencia de que la economía real (tanto en su vertiente de las cuentas públicas como en su vertiente productiva) está intentando vivir por encima de lo que realmente produce. Y este no es un asunto financiero, sino de voluntad y visión política. Un asunto muy costoso desde luego. ¿La clase política europea está dispuesta a corregir esos desajustes? Lo dudo, sólo encuentro alguna voluntad, algo menguada, en Alemania. Fuera de Alemania, todo parece ser escaramuza electorera, visión del más corto plazo, consigna conocida y lamentable: “Después de mí, el diluvio”.

4. No es ahí donde se detiene el escenario para fabricar una tormenta perfecta de consecuencias globales más o menos desastrosas. Con matices y estilos distintos que los de sus colegas europeos, la clase política estadounidense tampoco parece muy dispuesta a realizar reformas fiscales a fondo y otra vez ojo: la promesa de que “le vamos a cobrar más impuestos a los ricos” es tan “vendedora” como inefectiva, lo que hay que atacar es el gasto y el endeudamiento. El presidente del FED, Ben Bernanke, ya envió el aviso: “La política monetaria no puede hacer más por la recuperación y por el empleo, se requieren acciones de política fiscal”. Pero lo que dijo Bernanke ha sido hasta ahora un llamado en el desierto. Nadie se pone el saco.

5. En el mejor de los escenarios esto significa que la economía en los próximos años va a crecer menos que durante la primera década del siglo y que seguiremos caminando lo suficientemente cerca de los abismos como para justificar sobresaltos y soponcios.

Ante todo esto, ¿cuáles son las consecuencias para México?

1. Ha sido una muy buena jugada del gobierno de Felipe Calderón entrarle sin timideces a la contienda por la dirección del FMI: tenemos candidato con credenciales reconocidas por propios y extraños y existe una clara ventana de oportunidad. El mundo ya no es propiedad exclusiva y escriturada de los países avanzados, las economías emergentes, con todas sus pegas, también están jugando un papel decisivo y eso es un dato irreversible. Se trata de una verdadera política de Estado (que, paradójicamente, no se ha entendido a cabalidad por lo mal acostumbrados que estamos a las jugarretas de cálculo electoral de muy corto plazo) con un horizonte que se mide en décadas, no en años. Gane o pierda Agustín Carstens, y sus probabilidades de ganar son mayores de las que parecen desde la óptica de “hecho consumado” que Francia ha logrado imponer en los medios, el mensaje al mundo ya se envió. Como dicen los expertos en geopolítica y teoría de juegos: en estas cosas las amenazas tienen que ser creíbles y la probabilidad de que un no-europeo competente llegue a dirigir el FMI ya es creíble, lo que le da a México y a las economías emergentes un poder de negociación del que hace tres meses no disfrutaban.

2. Así como hay que derrotar el euro-centrismo en el FMI, localmente debemos superar el aldeanismo nacionalista y la visión de corto plazo. El mundo no se define en las elecciones mexicanas de 2012, pero más nos vale que en las elecciones de 2012 veamos más allá de nuestras narices. ¿Qué candidato de qué partido ofrece una visión global de futuro?, ¿quién de los aspirantes entiende que México ya no es un país de pobrecitas víctimas tercermundistas, sino de clases medias más o menos pujantes a las que ya no se puede engatusar con demagógicos aumentos al salario mínimo, precios artificialmente congelados y empleos de pacotilla para hacer caminos de mano de obra?, ¿quién entiende que México es parte del mundo y no puede jugar aislado, como si corriese en una pista aparte, sólo para guadalupanos y para la raza de bronce?

3. Vienen tiempos difíciles. Más nos vale preservar lo logrado en el terreno de la macroeconomía: finanzas públicas sanas, política monetaria responsable. Más nos vale despojarnos de mitos populacheros y aldeanos, como el de la intocabilidad del petróleo nacional, las pensiones tipo piñata (sin capitalización individual y cargadas al fisco), la intocabilidad de los magnates que medran de usufructuar oligopolios, mercados cautivos y arreglos obtenidos mediante presiones irresistibles para los políticos, la intocabilidad de una ley laboral caduca que se ha vuelto la peor enemiga de la creación de empleos.

La tragedia griega repercutirá en México. No se trata de si nos parece o no, de si queremos que así sea o no. Ese es un hecho. Lo que está en nuestras manos es cómo enfrentaremos inteligentemente ése y otros episodios de un mundo global. Porque, señores políticos tan amantes de la contemplación del ombligo, la globalización tampoco es opcional.

miércoles, 8 de junio de 2011

El puritano horror a unos calzones

Anthony Weiner en lugar de enviar un “mensaje directo” por Twitter a una conocida – con una foto del propio Weiner en calzoncillos- apretó el botón equivocado y envío la fotografía “inapropiada” a todos sus seguidores en Twitter.

Este error de dedo – y habrá quien dirá que de juicio – del pobre Weiner ha destrozado su carrera, su reputación pública y, probablemente, sus relaciones maritales y familiares para regocijo de los medios de comunicación y de muchos políticos en los Estados Unidos, quienes se han dado un festín de moralina, vestiduras rasgadas (ojo: las “vestiduras rasgadas” tienen una connotación moral buena, pero los calzoncillos puestos de la fotografía de Weiner no la tienen), escaramuzas electoreras y prédicas santurronas.

Todo esto porque Weiner es representante (en México diríamos diputado) por Nueva York del Partido Demócrata.

Tal vez yo sea un libertino y un cínico pero a mí me alarma mucho más, desde el punto de vista moral, que diarios presuntamente serios como The Washington Post, The Wall Street Journal y muchos más desplieguen en sus primeras planas la triste historia de la foto “inapropiada” de Weiner como si se tratase de una información relevante para la vida y el futuro de Estados Unidos y del mundo; tal parece que la marcha del cosmos ha sufrido un accidente terrible porque un político neoyorquino en sus momentos de hastío se entretenía intercambiando imágenes poco decorosas, (oh, sí, de connotación sexual) por la red, como otros matan el tiempo resolviendo sudokus o viendo “reality shows” en la televisión.

Pero los medios sólo parecen reflejar las reacciones de los propios políticos ante este incidente – bochornoso, pero irrelevante- que protagonizó uno de sus colegas. La líder de los demócratas en la cámara de representantes, la lenguaraz Nancy Pelosi (hagan de cuenta el profesor Moreira en versión femenina y californiana), ha anunciado que el Comité de Ética de la misma cámara investigará el asunto para determinar si acaso Weiner hizo mal uso de los recursos públicos al enviar imágenes indecorosas por la red (todo indica que no, desde luego, y que tales actividades eran una curiosa manera de gastar sus propios recursos y su tiempo libre). Algunos republicanos así como los auto-denominados conservadores poco menos que están proponiendo quemar en leña verde al pecador Weiner para escarmiento de otros depravados (así les llaman) y para mostrar el buen camino a las jóvenes generaciones.

Los políticos, a su vez, ¿reaccionan así espontáneamente o son azuzados por los medios y los editores de los medios ávidos de mostrar en sus ediciones de mañana algo que conmueva, escandalice u horrorice al mundo? Sospecho que es un juego de mutuas provocaciones entre medios y políticos, teniendo ambos grupos en mente a esa terrible abstracción que es un monstruo de millones de cabezas: la sociedad, los electores.

¿Son así de hipócritas y puritanos bobos los estadounidenses en promedio? No lo sé. Pero todo eso es lo que me asusta y escandaliza, no la imagen de un pobre político aburrido en calzoncillos.

En México tenemos fenómenos parecidos. Por ejemplo, uno de los periódicos favoritos de las clases medias y altas de la ciudad de México, el Reforma, con gran frecuencia recurre a esta lógica que mezcla moralismo con morbo, hipocresía con denuncia, inquisición periodística con inquisición de vieja metiche. Y tanto éxito ha tenido dicho diario, una incursión avasalladora de cierto periodismo aldeano y regiomontano “made in USA” (hasta sus normas de estilo son una copia extra lógica de manuales de prensa amarillista local de Estados Unidos, mal adaptados a la sintaxis del español), que muchos otros diarios con frecuencia imitan ese mecanismo de la falsa proeza periodística: poner a las personas de la vida pública en calzoncillos virtuales para regocijo de un público morboso, aburrido, enojado, impotente…

Y si no hay fotos en calzoncillos ese falso periodismo se las inventa mediante la provocación y la maledicencia anónima, escudada en el formato de “columna de trascendidos o información de buena fuente o receptáculo de chismes del mundillo político, financiero y de negocios”.

En tales columnas el mecanismo de provocación, para fabricar noticias donde no las hay, funciona más o menos así: primero, se publica en la columna de chismes algo como “se dice en los pasillos de tales oficinas que Fulano o que Zutana están malgastando el dinero de los contribuyentes…”, ¿quién lo dice?, ¡quién sabe!, pero es obligatorio creerle a la columna anónima porque “están muy bien informados”; segundo paso: Fulano o Zutana, asustados por el “temor a ser cachados y exhibidos como pecadores públicos”, reaccionan más o menos airadamente y buscan que el diario reivindique su reputación puesta insidiosamente en duda. Tercer paso, el diario “atiende” a su peculiar manera los deseos de los agraviados por la maledicencia escrita y, partiendo del axioma de que todos los señalados por su dedito flamígero son culpables, tergiversa las aclaraciones (o, en el mejor de los casos, las publica perdidas en las páginas interiores bajo el apasionante encabezado de “réplica”) y así logra, con gran economía de talento, dos grandes éxitos: tiene a los sospechosos comiendo de su mano, temerosos y reverentes, y a su público feliz con la exhibición de otra bajeza - real o supuesta- del prójimo y tal vez convencido de que tal porquería impresa (o en la red) es el “no va más” del periodismo valiente y de investigación, periodismo independiente y de denuncia ciudadana. ¡Quítense Woodward y Bernstein que ahí les va su “Templo Mayor”!

Lo curioso es: ¿por qué hay tanta gente que le tiene tanto miedo a esta pandilla de irresponsables, chismosos, maledicentes y frecuentemente calumniadores?, ¿por qué se fatigan en complacer a la dictadura de puritanos hipócritas y los cultivan con carantoñas y complacencias? Sospecho que es por lo que se llama “mala conciencia”.

La “mala conciencia” es una denominación inventada por Nietzche y retomada por Sartre que describe la incomodidad de quien sabe que no actúa de acuerdo con los valores morales que presume, (no confundir con la auténtica culpa, que obedece a un genuino malestar interior y personal, no socializado, por los daños causados a otros, a nosotros mismos, tal vez a Dios mismo, por alguna acción u omisión).

Así que ya saben: si acaso tienen mala conciencia o temor a ser cachados y exhibidos… ¡tengan mucho cuidado al apretar el botón de “enviar” en Twitter o en el correo electrónico! El fatuo tribunal de las viejas chismosas y puritanas seguramente los está viendo.

sábado, 4 de junio de 2011

El arsenal de Hank

Vamos a ver: fue detenido por el ejército Jorge Hank Rohn, en su domicilio y en posesión de 88 armas y nueve mil cartuchos. No es poca cosa. ¿Para qué quiere alguien honesto e impoluto tal arsenal?, ¿es tal conducta la que se espera de un ciudadano emprendedor que respeta la ley y los derechos de los demás?

Hay que tener cuidado con las extrapolaciones apresuradas del tipo: “ya ven, eso es el PRI”. No necesariamente, no tan rápido. Vamos razonando paso por paso, despacito, para que hasta alguien tan lerdo como el profesor Humberto Moreira lo pueda entender. No puede decirse, en estricta lógica, que del hecho de que Hank Rohn sea un priísta destacado, éste Hank Rohn dueño de casas de apuestas, adinerado, amigo de amedrentar al prójimo con armas y matones, tal vez causa última o remota del asesinato de periodistas, como aquél “gato Félix” asesinado en Tijuana, se infiere que así sean todos los miembros de dicho partido, del PRI. Nada más falso. Tampoco puede inferirse de este hecho (que uno de los hijos amados del famoso profesor Carlos Hank González, prototipo del PRI, parezca delincuente, actúe como delincuente, hable como delincuente y propicie la delincuencia) que el PRI tenga por objetivo la promoción y el reinado de la delincuencia. No, no tanto. Hasta donde se sabe no está tal objetivo en su declaración oficial de principios.

Pero a poco que meditemos en el asunto encontraremos que el PRI es la agrupación idónea para que florezcan y se propaguen entre sus militantes este género de conductas. Dicho en analogía imperfecta: el PRI le queda como guante a la medida a esta mano peluda y execrable de la delincuencia, la impunidad y el autoritarismo.

Veamos. Por una parte, el laicismo a ultranza obligado del PRI con gran facilidad se traduce en amoralidad extrema (vale la pena acordarse de la exclamación de uno de los hermanos Karamazov: “si Dios no existe todo está permitido”); por otra parte, la obsesión enfermiza del PRI por el poder, ya que es un partido que fuera del poder absoluto o casi absoluto se siente enfermo y hasta herido de muerte, alimenta, a despecho de las leyes formales y de la retórica hipócrita a favor del estado de derecho, que sus militantes cuanto más entregados a la búsqueda y al sostenimiento del poder, más cercanos se vuelvan a trasgredir la ley por no hablar de romper las más elementales normas morales de convivencia civilizada.

Esta tendencia inevitable, casi fatal, a burlar la ley en nombre del poder, con frecuencia modela un tipo de políticos priístas que se regocija no en el cumplimiento de la ley, sino en las argucias y astucias que permiten burlar a la vez la ley y sus consecuencias. No se trata de cumplir la ley, sino de hacer todo lo necesario para que los mecanismos disuasivos y punitivos de la ley no nos toquen. Esto es: un tipo inteligente, en esta lógica priísta, es quien logra eludir la ley con tal sagacidad que no puede ser tachado estrictamente, con apego a la letra de la ley y con la ayuda de unos jueces benévolos pero igualmente astutos, de ser delincuente.

Volcada a los parámetros rupestres de algunos tal habilidad es el equivalente a las destrezas que, mediante la repetición sistemática de movimientos y gestos de desafío, logra el bailarín popular que se desplaza en la pista con tal artificio que se dice de él: “es capaz de bailar un vals, un mambo o un tango sobre un ladrillo y no se cae de esa estrecha superficie”. ¡Bravo por él! Curioso pero esa es una de las destrezas que se le encomian al actual presidente del PRI, el profesor Moreira.

Quién sabe en qué terminará esta nueva escaramuza de la eterna batalla entre quienes aún creen que tiene un significado la palabra decencia y quienes en su fuero interno igualan decencia con candor bobalicón. Lo cierto es que la detención del señor Hank Rohn, distinguido heredero de una dinastía política que bien conocemos, nos recuerda que el PRI sigue siendo la mejor incubadora de tal tipo de personajes.

De veras, ¿queremos ver de nuevo a ese club o pandilla dirigiendo los destinos de este país desde la Presidencia de la República? No sé a ustedes, pero a mí hasta el más pazguato de los posibles candidatos panistas me parece menos malo.