domingo, 21 de agosto de 2011

Estupefactos por el cochinero de Moreira

Estimados lectores, en estos momentos no sé cuál de estos hechos – todos alrededor del descomunal crecimiento de la deuda pública de Coahuila que llevó a cabo Humberto Moreira, todavía presidente del PRI- me tiene más estupefacto:

1. El hecho de que Humberto Moreira haya pensado que su criminal e irresponsable manejo de las finanzas públicas de Coahuila podría pasar desapercibido.

2. El hecho de que haya bancos tan idiotas que le prestaron al estado de Coahuila miles de millones de pesos sin contar con información exhaustiva de la deuda total de ese estado y sin pedir que la nueva deuda se garantizase con participaciones federales futuras (si hubiesen pedido tal garantía todos los pasivos públicos de Coahuila tendrían aval del gobierno federal, pero de los más de 30 mil millones de pesos que debe ese estado, sólo tienen aval del gobierno federal unos 8 mil millones de pesos).

3. El hecho de que ahora se esté cocinando una reestructura de la deuda descomunal heredada por Humberto Moreira mediante la contratación de un nuevo financiamiento por más de 30 mil millones de pesos, ¡con la misma banca comercial que le prestó antes con singular desparpajo!

4. El hecho de que una buena parte de los electores de Coahuila, los suficientes no me cabe duda, hayan decidido darle su voto al hermano, del gobernador que los endeudó hasta la coronilla, para que siga el expolio por otros seis años.

5. El hecho de que la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de nuestros “valerosos” periodistas hayan corrido un tupido velo sobre las tropelías de Humberto Moreira y sus compinches. O son muy idiotas, o son muy flojos o se mueren de miedo o son cómplices. Que no vuelvan a presumir de sus dedos flamígeros, ni de su incansable, ja, ja, ja, espíritu inquisidor y justiciero, y

6. La tibieza o acomplejamiento del PAN para sacar jugo de la denuncia de las tropelías de Moreira. En política, como en futbol, hay que saber rematar. No saben o no quieren hacerlo.

No se necesita mucha perspicacia para saber que muchos priístas más o menos inteligentes (entre los cuales obviamente NO están los hermanitos Moreira, que cuando se atascan ni siquiera tienen el cuidado de limpiar su cochinero) están que trinan contra el tal Humberto Moreira…, empezando por Enrique Peña Nieto. Ya se sabe que uno de los ancestrales hábitos priístas exitosos consiste en saber salpicar a los correligionarios…, pero Humberto Moreira no se ha enterado que se trataba de salpicar beneficios, prebendas, contratos, ayudas o patrocinios, ¡no de salpicar mierda!

Por cierto, que alguien le explique a Manlio Fabio Beltrones que pierde su tiempo defendiendo a Moreira. Es impresentable, ¿o será que Beltrones no quiere que se siga destapando la alcantarilla?

¿Cuánto tiempo le queda al señor Humberto Moreira como dirigente del PRI? Se corren las apuestas: ¿un mes?, ¿dos semanas?, ¿seis días?

Y es que si los priístas no se deshacen de su actual presidente formal ya pueden olvidarse de regresar a Los Pinos.

Por lo que hace al PAN, que debería sacarle jugo al asunto porque esto es política y no un torneo de retórica en la sala de casa, el panorama es desalentador con una sola excepción (que les platico más adelante)…Tenemos a Juan Molinar Horcasitas que habla mucho, se enreda más y no sabe rematar. Júrenlo que si alguna vez ha jugado futbol jamás anotó, ni estando solo, con la portería frente a él y con el portero desmayado…Tenemos a Santiago Creel, patético, echando bravatas a sus compañeros de partido y no atina siquiera a darle una raspadita al tal Moreira (el pobre no sabe dónde está la portería contraria)…Tenemos a Josefina Vázquez Mota, a quien yo creí más ducha y me equivoqué, entretenida haciéndole carantoñas al poeta del pacifismo bobalicón…(Retiro lo dicho hace algunas semanas acerca de Vázquez Mota: no debe ser la candidata del PAN, sobre todo ahora que ya la adoptó el periódico “Reforma” como su candidata “in pectore”, ¿a poco no lo han notado?).

La única excepción que encuentro, entre tanto panista pasmado y acomplejado, es Ernesto Cordero. Con elegancia y en su papel como Secretario de Hacienda se limita a hacer un comentario “técnico” sobre el asunto de la deuda pública de Coahuila: les esperan años muy difíciles a los ciudadanos de Coahuila porque “las deudas de hoy son, inevitablemente, los impuestos de mañana”. O ajustan gastos durante muchos años para poder pagar o suben los impuestos locales. Con eso basta. (Me parece que sólo Cordero, entre los aspirantes panistas, entiende el brete en que metió Moreira no sólo a Coahuila, sino al PRI y lo entiende por tecnócrata…por eso Cordero no necesita gritar o aventar adjetivos al estilo Molinar Horcasitas, le basta dar cifras y hacer cuentas; con eso basta para que entendamos que Humberto Moreira no sólo fue mentiroso y deshonesto con la ciudadanía, también ha demostrado que tiene muy poca materia gris en el cráneo).

Pobres coahuilenses, y todavía votaron – muchos de ellos, hasta darle el triunfo al PRI- por el hermano de quien les endilgó esa carga por varias generaciones.

domingo, 7 de agosto de 2011

No dejen de preocuparse…

Sin duda el panorama para la economía mundial se ha ensombrecido de nuevo. Veamos:

- Los periódicos del mundo ya han empezado a hablar de los problemas “gemelos” de deuda de la Unión Europea y de los Estados Unidos.

- El viernes, por la tarde, la calificadora Standard & Poors “degradó” la calificación otorgada a la deuda del gobierno de los Estados Unidos y, en consecuencia, el gobierno chino aprovechó para “regañar” a los Estados Unidos y proponer el establecimiento de “una moneda mundial de reserva” que sustituya al odiado dólar estadounidense.

- El domingo 7 de agosto el mundo parecía esperar, al borde del asiento, y con los niveles de adrenalina al máximo, cómo responderían los mercados bursátiles a la degradación de la calidad que S&P otorga a la deuda del gobierno estadounidense.

- El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, anunció a mediados de la semana que terminó, un programa extraordinario de liquidez para que en lo inmediato los bancos y los gobiernos de la Unión Europea puedan sortear las tribulaciones que los desastrosos resultados fiscales de varios países “periféricos” (empezando por Grecia) están ocasionando en toda Europa e, indirectamente, en el mundo.

- Las bolsas de valores del mundo tuvieron una de sus peores semanas de los últimos tres años.

- Se resucita, en los comentarios de algunos observadores, el espectro de una nueva caída (la famosa “W”) tras la crisis global de 2008-2009; otros hablan de la gran-gran-gran depresión.

¿Qué puede hacer ante todo esto la gente común en un país como México?

La primera respuesta obvia es “preocuparse”. Basta ojear cualquier periódico o noticiario de televisión, escuchar las peroratas en la radio, atender las declaraciones graves y sentenciosas de cualquier politiquillo, para estar convencido: “hay que preocuparse”.

Esta respuesta, sin embargo, es la más estúpida, estéril y contraproducente que podemos dar a estas noticias.

Hay gente que goza mostrándose “preocupada” o incluso “alarmada” frente a imaginarias o reales catástrofes porvenir. Si alguien les pregunta qué están haciendo ellos para evitar el desastre que anuncian con tanto denuedo, lo más probable es que nos contesten que ellos, gente común, no pueden hacer nada por evitar el desastre que viene, que su preocupación surge del convencimiento de que quienes sí pueden hacer algo para salvarnos de la debacle son unos perfectos imbéciles, incompetentes e insensibles.

Lo que más le molesta a estos profesionales de preocupación – el Congreso mexicano, por cierto, está lleno de individuos de ambos sexos especialistas en la materia- es que alguien les muestre que sus preocupaciones no sólo son estériles, sino que están profundamente desencaminadas.

Sin embargo, y aunque tanto les moleste, ese parece ser el caso. Explico a continuación porqué:

1. Como mostró el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos el sábado, el fundamento que ofreció S & P para degradar la deuda pública de los Estados Unidos contenía un “pequeño” error de cálculo equivalente a dos millones de millones de dólares (“trillions” en la denominación usual en los Estados Unidos) y por tanto sobrestimó el problema desde el punto de vista económico. De ahí que una vez que el Tesoro le hizo conocer (el mismo viernes) su “errorcito” a la calificadora, ésta modificó su argumentación poniendo el acento, ya no en las frías cifras, sino en el aspecto político de las crecientes dificultades que parece estar teniendo el gobierno de Barack Obama para lograr acuerdos eficiente y eficaces con el Congreso de su país.

2. Más aún, la calificadora S & P se ha metido en un embrollo porque, por mera congruencia, debería degradar la deuda de muchos otros países (como Francia, a cuya deuda gubernamental da la máxima calificación a pesar de que representa un “riesgo país” mayor que el de la deuda de México; o como España, que inexplicablemente sigue gozando de una calificación AA por parte de S & P), cosa que seguramente no se atreverá a hacer.

3. Por supuesto, esto no significa que la deuda del gobierno estadounidense no sea un serio problema para la economía de ese país, pero no hay que olvidar que es un problema que sí se está atendiendo, para lo cual se llegó a un acuerdo imperfecto, pero funcional, en el Congreso de los Estados Unidos.

4. Esto tampoco significa que la decisión de S & P sea irrelevante o no vaya a causar problemas serios en la economía mundial. Por desgracia, sí pesa (aunque sea una decisión irresponsable y mal fundada) y sí causará graves turbulencias en los mercados financieros. Por lo pronto, es una decisión que presiona para que varios fondos de inversión de muy bajo riesgo, obligados a invertir en papeles AAA plus, muevan sus actuales posiciones en bonos del Tesoro estadounidense a otros instrumentos, muy pocos en términos relativos, que ofrecen los mercados.

5. Hoy lunes los mercados financieros amanecerán muy perturbados – unos más y otros menos-, sin embargo las aguas volverán a su cauce en el mediano plazo. ¿Por qué? Porque es inocultable que, en el fondo, el gran perdedor en esta jugada de S & P es la propia calificadora de valores, que perderá aún más credibilidad. Me atrevo a pronosticar, incluso, que las otras firmas calificadoras no le seguirán en automático.

6. Salvo para los fondos que por su propia normatividad tienen que ajustarse a las clasificaciones de S & P, la credibilidad de los bonos del Tesoro estadounidense sigue siendo la misma hoy que hace una semana.

7. Más aún, el “regaño” del gobierno chino y su llamado a crear una moneda mundial de reserva sólo es un desplante fanfarrón de quien desea hacer leña del árbol caído. Una moneda mundial de reserva no se crea por decreto y el gobierno chino no tiene otra opción que los bonos del Tesoro para invertir la mayor parte de los cuantiosos excedentes que obtiene por sus exportaciones, del mismo modo que los consumidores estadounidenses no tienen otras opciones que muchos productos chinos si lo que buscan son gangas y del mismo modo que los sufridos trabajadores chinos no tienen otro remedio que seguir tolerando la explotación que de ellos hacen los jerarcas del partido comunista, escatimándoles no sólo libertades elementales, sino también poder de compra.

8. ¿Está México preparado para soportar los tiempos de turbulencia mundial que vivimos? Sí, en lo básico: finanzas públicas en orden, política monetaria responsable e inteligente, considerables reservas internacionales bien apuntaladas y administradas, competitividad en ciertos sectores de la industria manufacturera que son decisivos. Pero eso no significa que muchos de nuestros insignes líderes políticos y de opinión estén a la altura de las circunstancias. A la mayoría de ellos, por ejemplo en el Congreso o en los partidos políticos, sólo les queda “seguirse preocupando” porque no saben hacer otra cosa, y quejarse, aventándole la responsabilidad a otros, de preferencia al Presidente y a su gabinete.

La respuesta inteligente, para los demás, para quienes no somos profesionales de la preocupación, es trabajar más y mejor. Recurrir a información confiable y de verdadera calidad, sopesar los hechos y no los adjetivos. Plañideras sobran en este país, tal vez porque ser plañidera es una forma muy mexicana de vivir a costillas de los demás.