domingo, 1 de mayo de 2011

¿Para eso quieren volver?

Algún adulador de Carlos Salinas de Gortari - que le sobraban durante su gobierno- decía en 1993 ante una embobada audiencia que la vitamina P explicaba la extraordinaria energía y vigor del que hacia gala CSG.

- ¿La vitamina P? - preguntó uno de los embobados.

- Sí, claro: la que se obtiene del poder.

Todos festejaron la ocurrencia con risas, gestos de asentimiento, murmullos ("sí claro, el poder"; "por supuesto, eso lo explica todo").

Recordé hace unos momentos esa historia al leer la colaboración de Juan Ignacio Zavala hoy en el diario Milenio (ver aquí "Recordar es volver a vivir") en la que desentraña cuál es la esencia de lo que andan buscando afanosamente recuperar los priístas en México para la elecciones de 2012. Sí, claro, es el poder, la vitamina P de Salinas, pero lo importante, y ese es el acierto del comentario de Zavala, es cómo entienden y viven los priístas típicos eso del "Poder", con mayúscula.

A poco que analicemos el despliegue priísta de las últimas semanas encontraremos que su desvergonzada exhibición de rencillas internas, alardes, desdenes, amenazas, para obstruir las reformas que se les venían encima (incluso la laboral que ellos mismos habían propuesto) tiene un punto común: el gozo enfermizo del "tronador de chicharrones": "les voy a demostrar, idiotas, que aquí sólo mis chicharrones truenan", "no les debe quedar duda de quién manda aquí", "conmigo no se metan". Así gobernaron por décadas y así gobernarían el país de nuevo si los mexicanos somos tan idiotas y tan amnésicos como para olvidarlo.

Lo expresa muy bien Zavala, quieren el poder para: advertir, amenazar, chantajear, extorsionar. Todo ello lo hicieron en la Cámara de Diputados para obstruir la reforma política y lo lograron. Están eufóricos. Todo ello lo harán si alguien se les atraviesa.

Desaparecieron las simulaciones de democracia, civilidad o tolerancia. Engolosinados con la perspectiva de regresar al poder absoluto (al sueño de la "presidencia imperial" o de la "dictadura perfecta") los priístas de esta calaña, que son los más alborotados con la ilusión de regresar a Los Pinos, tiraron cualquier máscara (les incomodan una barbaridad) y se nos mostraron tal cual son. Y en esa demostración, en ese alarde de chicharrones tronando, los vimos gozosos, extasiados, como un viejo verde que por un instante logra volver a sentir ese temblor de la víctima sometida a su merced y derrama la baba, cual perro de Pavlov.

¿Vitamina P?, sí pero no es aquella del poder obtenido en buena lid en una democracia. Es la vitamina del macho, el eructo del sádico ahíto, tras una exhibición de dominio sobre los demás.

Lo único bueno es que no han sabido esperar - quien deja que manden los instintos enfermizos no entiende la diferencia entre oportunidad e impertinencia- y ya nos mostraron sus "encantos", anticipadamente.

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