martes, 13 de diciembre de 2011

Ni señora, ni loca de la casa

Decía la gran santa Teresa de Ávila que la imaginación es la loca de la casa. Y añadía el psiquiatra y sacerdote Juan Bautista Torelló (ver: http://www.intereconomia.com/blog/paracuellos36/juan-bautista-torello-hombre-que-lloraba-predicar-20110818) que sin la loca de la casa no se habría descubierto América…o no se habría inventado la Internet, por ejemplo. Sin imaginación no se llega muy lejos.

Por su parte, Enrique Peña Nieto sigue en México haciendo las delicias de sus detractores en las redes sociales por sus declaraciones desatinadas. Ahora, interrogado por un periódico español, el único precandidato del PRI a la Presidencia de México para 2012-2018 no pudo responder con precisión acerca del salario mínimo o del precio de un kilo de tortillas de maíz. Estoy cierto de que la mayoría de sus críticos en redes sociales y en algún que otro medio tradicional (refractario a las persuasivas razones crematísticas que el equipo de prensa de Peña sabe prodigar desde hace varios años) tampoco habrían superado la prueba y tampoco saben la respuesta, pero eso no importa. La ignorancia parece ser un privilegio que los usos y costumbres otorgan a los críticos de oficio y niegan a los aspirantes a puestos de elección. En los hechos, Peña volvió a tropezar con la misma piedra. Y puso la cereza en el pastel cuando se justificó con una frase enfática: “No lo sé (el precio de la tortilla) porque no soy la señora de la casa”.

La justificación es impecable desde el punto de vista de la veracidad. Hasta el más lerdo se da cuenta que Peña Nieto NO es la señora de la casa. Lo que no está tan claro es porqué alguien que aspira a diseñar y aplicar políticas públicas desde la Presidencia de México deba ignorar cuál es el precio de un bien alimenticio que en su país adquiere proporciones de mito nacionalista y que pesa mucho no sólo en el ánimo de quienes publican opiniones en los medios (ojo, eso no es lo mismo que la fantástica opinión pública de la que hablan los teóricos) sino en los índices de precios al consumidor.

A la ignorancia, el señor precandidato del PRI sumó la falta de imaginación en su respuesta. Su justificación (“no soy la señora de la casa”) fue plana, miope, propia de un jefe de familia que cumple su papel de proveedor y nada más, no fue la de un político, mucho menos la que uno esperaría de un jefe de Estado.

Así, pues, ya sabemos dos cosas: Peña Nieto no es la señora de la casa y tampoco tiene gran imaginación – creatividad, capacidad de responder a los desafíos, habilidad para fijar con sus respuestas los términos de una conversación. Otra mala tarde, como diría el fallido aspirante a torero.

Apunto, a la carrera, unas cuantas razones para este rosario de fallos en que está incurriendo Peña Nieto:

1. Su flagrante impreparación; culpa será de una deficiente formación familiar, del desastroso sistema educativo mexicano y, si mucho me apuran, de los destrozos que los líderes del sindicato de maestros (SNTE y su disidencia vociferante y protestante) han cometido durante décadas en las capacidades cognoscitivas e intelectuales de varias generaciones de mexicanos. Así, pues, anoten entre los culpables remotos de la impreparación pasmosa de Peña Nieto a la maestra Elba Esther, quien no por casualidad ha vuelto alegre y confiada al redil del PRI tras haber embaucado por varios años a los candorosos gobiernos panistas.

2. Peña Nieto tiene desde hace años un impresionante aparato de comunicación a cargo de los más duchos expertos en una sola materia: persuadir con carretadas de billetes o con promesas de jugosas prebendas a periodistas y medios tradicionales. Eso lo saben hacer a la perfección desde los tiempos remotos en que el quisquilloso Emilio Chauyfett despachaba como Secretario de Gobernación, pero más no saben. Dicho coloquialmente: pasaron con sobresaliente todas las asignaturas etiquetadas como “Técnica del Chayote”, de la I a la VII, pero ni por asomo – en su carrera de jefes de prensa- se matricularon en materias como: contenido de los mensajes, credibilidad, transparencia informativa, entrevistas, conferencias de prensa, comunicados de prensa sin instrucciones de uso, teoría y práctica de la comunicación en una sociedad plural y democrática, control de daños, ética y estética de la comunicación.

3. Dice la canción que “no hay que llegar primero, sino que hay que saber llegar”. Nadie duda que en esta incipiente carrera electoral no sólo llegó primero, antes que nadie, sino que llegó aún antes de que empezara la carrera. Llegó muy alto en las sobadas y falibles encuestas, llegó demasiado temprano. En consecuencia, desde hace mucho sólo le queda espacio para retroceder; es una ley aritmética, estadística y hasta física. Ante esta realidad, sería un remedio imposible intentar la hibernación total del precandidato del PRI, su reclusión en algún monasterio cartujo, en los que no se debe decir ni media palabra, como no sea una plegaria o la verbalización de una piadosa meditación acerca de Dios, o su discreto retiro de los escenarios. Faltan más de seis meses de exposición constante, y muchas veces despiadada y descontrolada, al público, no sólo a los medios.

4. Estos son otros tiempos que los que vivieron los padrinos y manejadores de Peña Nieto (sus titiriteros, dicho sea con todo comedimiento), cuando la relación con el público siempre se daba por intermedio de órganos establecidos y más o menos controlables (el periódico, la televisora, la estación de radio, el auditorio a modo, los invitados rigurosamente seleccionados), ahora son los tiempos en que, merced a la Internet y a eso que se llama las redes sociales, el público ve y escucha de primera mano, en el que se escudriña a los hombres y mujeres públicos hasta la impertinencia, en el que la palabra y la crítica han dejado de ser privilegio y se han vuelto bien básico a la disposición de cualquiera: sea preparado o inculto, sea letrado o analfabeta funcional, sea educado o patán, sea de buena fe o mal intencionado, sea persona honrada o enmascarado delincuente. Maravilla embriagante y peligrosa, las nuevas tecnologías de la información no se avienen a las necesidades de productos artificiales (como lo es Peña Nieto), ni mucho menos son amables con quienes se lanzan al ruedo sin estar preparados para ello. Todo este entorno hace que la impreparación de Peña Nieto se magnifique y sea expuesta sin piedad ni misericordia.

Hay, por último, una vertiente aterradora – para los intereses de Peña Nieto y de sus promotores- en toda esta historia: resulta que Peña Nieto ni siquiera tiene conversación. Alguien ya lo dijo, con sorna, en Twitter: No habla de libros porque no es lo suyo; no habla de salarios mínimos porque no es asalariado pobre; no habla de las tortillas o de la carne porque no es la señora de la casa; mañana se negará a tratar del precio de las gasolinas o del diesel porque no es chofer de taxi, ni de camión de carga; vaya, ni siquiera se podrá hablar del clima con él, en una de esas pláticas anodinas para matar el entretiempo o la espera, porque alegará que no es meteorólogo.

¡Qué aburrido!, carente de imaginación. Lo dicho: no es la señora de la casa, pero además se lleva mal – hasta la total indiferencia- con la loca de la casa, la imaginación. Y sin imaginación, estimado precandidato, no se llega muy lejos.

Ahí viene la moralina

Atengámonos a la definición del diccionario: Moralina es “moralidad inoportuna, superficial o falsa”. En pocas palabras, las necesarias, ahí está el nuevo discurso “amoroso” de Andrés López, el predicador: moralina.

De suyo la política en el mundo y en México está impregnada de moralina y ahora tenemos el regreso de López a los escenarios recetándonos una vacua prédica del amor, la bondad, la justicia y la honradez como programa de gobierno, estilo de vida, talante, guía para políticas públicas, remedio de todos los males y meta obligatoria para todos los mexicanos que aspiren a no ser arrojados a las llamas del escarnio público y de la befa popular.

En castellano clásico: una genuina jalada.

Imaginen no más esta receta falsamente moralizante aplicada a las políticas públicas: el Peje Supremo o como se haría llamar López una vez aupado en la silla presidencial decidirá en lo secreto de su corazón cuáles deben ser los precios a los que se venderán la gasolina y el diesel en sus diferentes modalidades. El método que se seguiría para cumplir con la receta moralizante sería: el Peje Supremo eleva una plegaria pidiendo ser iluminado por los valores del amor, la honestidad y la justicia y después decide que a partir de mañana Pemex y las gasolineras venderán el litro de gasolina humilde (antes Magna) a tres pesitos y el litro de gasolina arrogante (antes Premium) a 30 pesos. Alabado sea el Peje en su profunda sabiduría iluminada por el amor, la justicia y la honestidad. El Peje dormirá con una sonrisa en la boca, ese es el premio de los buenos. y si acaso se encuentra en los jardines de los Pinos una cartera que se le cayó a un humilde compañero procurará reintegrarla a su dueño, porque así le hacen los buenazos y honrados hermanos de Morena, y así son felices…como lombrices.

Por supuesto, ni el propio López se toma muy en serio dicha tomada de pelo de la república amorosa. Es mero artificio retórico de muy mala manufactura, tan mala que hasta a los embaucadores de falsas iglesias milagrosas y sectas, como esa de “¡Pare de sufrir!”, avergonzaría. Hasta entre los estafadores hay clases y estilos.

Por ahora, estos estribillos de la moralina no embelesan más que a la feligresía dura y testadura de López y a unos cuantos desesperados o despistados, como esos presuntos empresarios de la decadente Sultana del Norte (apodo cursi para Monterrey), que le han hecho el caldo gordo al candidato de las cándidas izquierdas mexicanas.

Lo asombroso es que la clientela del predicador tabasqueño, incluida su clientela entre los medios de comunicación sectarios como La Jornada o Proceso, se está tragando la moralina sin chistar.

Una retórica que hace parecer a los reaccionarios del Tea Party y del “evangelismo” más recalcitrante en los Estados Unidos cual si fueran libertinos carentes de valores y de principios. Si de tragar sapos se trata la izquierda vernácula emula a los más sumisos y disciplinados priístas de antaño: “¿Qué horas son?, ¡las que usted diga, jefecito, ni un minuto más, ni un minuto menos!”.

Pero el asunto de la moralina de López tiene más sentido político del que parece. Su principal beneficiario es el PRI y su proyecto de restauración autoritaria. La moralina atraerá a mochos de derecha y de izquierda por igual, que hallan (imagínense) demasiado liberal al PAN y que abominan al PRI. Esto es: le podría quitar simpatizantes al candidato del PAN y hará un favor a los restauradores del PRI.

Porque el proyecto moralizante de López es claramente una propuesta inviable y marginal que reconoce, implícitamente, el bipartidismo como una realidad en México. La contienda real, la que cuenta, la que juega por el poder y no por las migajas, es entre la restauración del autoritarismo del PRI o la consolidación del proyecto del PAN (titubeante pero rescatable). La izquierda sólo será comparsa. Otra vez López, con su sonrisa taimada y su aire beatífico de vendedor tropical de milagros, le habrá hecho la tarea al PRI.

Muy estúpidos seríamos si nos dejamos embaucar.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Los titiriteros

Un personaje fabricado desde la suela de los zapatos hasta la punta del copete. Anodino. Programado para ser el ariete que permita el regreso del PRI a Los Pinos.

Levanta suspiros no sólo entre las señoras acarreadas que le gritan bochornosas invitaciones para un hipotético intercambio de fluidos corporales (a ese “bombón” lo quieren en su colchón), sino también entre conspicuos personajes de la vieja guardia priísta de todos los colores y sabores, entre algunos negociantes que están apostado su resto a la restauración de los viejos modos de la connivencia entre gobierno y magnates, entre jóvenes ambiciosos ávidos de subirse al mismo tren del progreso ordenado y sumiso que fue el PRI, al mismo tren en el que viajaron padres o tíos, tal vez abuelos.

Suspiros y anhelos.

Habrá quien diga que el producto Enrique Peña Nieto es un producto ganador, de diseño controlado. Puede ser. Lo que queda claro, en todo caso, es que Peña es lo que han hecho de él sus artífices. Un títere que obedece a varios titiriteros.

Por lo pronto están los titiriteros obvios: el tío Montiel (que confía llegar por intermedio del ahijado a la silla grande), los tíos mexiquenses, disciplinados, viejos zorros, de estómago aguantador a prueba de sapos, de espalda flexible, de maneras estudiadas y repetidas hasta el hartazgo (“mi hermano, ahí te encargo el asunto, como si fuese cosa tuya”), sobrevivientes de mil intrigas, han dado y recibidas puñaladas con la sonrisa en los labios, han medrado aquí y allá. Otro titiritero evidente es la televisora del canal de las estrellas que casi lo tiene apalabrado como estrella exclusiva. Y hay más, de todo tamaño y ambición. La cosa es regresar. La cosa es volver a saborear las mieles del presupuesto federal, la voz de mando, lograr que las puertas se abran mágicamente a tu paso, que suceda sólo lo que nosotros deseamos que suceda, nada de sorpresitas, que todo tu mundo funcione como relojito. Es el poder. La vitamina “P”.

Por supuesto, los títeres no leen, no está en su diseño. Podrían creerse autónomos y salirse del guión. Las lecturas son peligrosas, las lecturas te hacen libre, las lecturas te permiten imaginar mundos y modos diferentes. Los lectores no sirven para campeones en esta mercadotecnia del éxito, los lectores están para formar parte de las infanterías y que se pongan a escribir bonito el guión que les dictemos para que el títere lo recite (hay que reconocer que en esto de la declamación nuestro muchacho necesita más entrenamiento, debiera aprenderle a Josefina Vázquez Mota algo de la capacidad de improvisación de discursos para toda ocasión y para todo auditorio que tiene la señora), y si osan escribir o pensar por su cuenta, a la calle, a las tinieblas, al llanto y el crujir de dientes de los perdedores indisciplinados.

Pobres titiriteros, ¡qué de fatigas y apuros habrán de pasar de ahora hasta la fecha clave de las elecciones!, más de seis largos meses de sobresaltos, de cuidados extremos para que el títere no vuelva a tropezar, para que no llegue algún impertinente y le pregunte cosas incómodas (y a estas alturas, y dada la vacuidad del personaje fabricado, casi cualquier cosa es peligrosa, los libros, los datos del salario mínimo, los precios de las tortillas o la geografía elemental), habrá que hacer prodigios para evitar los debates o para acotarlos a tal grado que el producto no vuelva a fallar.

¿Lograrán los titiriteros el milagro?, ya veremos. Es la lucha prodigiosa de los montones de dinero contra todo aquello que el dinero no puede comprar. Me recuerda el caso de aquellos equipos deportivos multimillonarios, diseñados para ser campeones, que contratan a cualquier precio a los mejores jugadores del mundo, a los entrenadores precedidos de gran fama. Y sin embargo ni con eso se garantizan las victorias. Nos vamos a divertir como espectadores. mago aguantador a prueba de sapos jos zorros, de esto), los tñios padres o tPeña es lo que han hecho de ser el ariete que permi

domingo, 11 de diciembre de 2011

Intentos de restauración, de Putin a Peña Nieto

· Que Enrique Peña Nieto no lee mucho, ni siquiera un poquito. ¡Qué novedad! Sorpresa habría sido que Peña Nieto nos resultase lector erudito, bibliófilo irredento o, siquiera, medianamente culto, con lecturas de cercanías o más o menos de moda, políticamente correctas. Leer, lo que se llama leer, no es lo suyo.

· Y no es lo suyo porque leer no es una actividad redituable en los términos claros, descarados, en los que se ha planteado la candidatura de este personaje, como ariete de la restauración del PRI como amo y señor de la vida política de México. ¿Por qué habría de fatigar sus ocios Peña Nieto en la lectura si ello no deja nada contante y sonante para los propósitos de la restauración?

· Leer es actividad de lujo, superflua, si de lo que se trata no es de entender el mundo, sino de dominar aunque sea una parcelita del mundo, ésa que llaman México, y más específicamente de obtener una posición desde la cual apropiarse sin recato de la apetitosa piñata que constituye el gasto público en esa parcelita del planeta, la que se llama México.

· Esa apropiación de la piñata es lo que se conoce como “el poder”, y por conseguirlo salivan, cual perritos de experimento de Pavlov, miles de políticos y políticas en México y en el mundo.

· Una vez que te has apropiado de la piñata haces y deshaces con vidas y haciendas. No te atienes a la realidad, que es terca como mula y desagradable como suegra en comida dominical, sino que fabricas la realidad a tu gusto: a despecho de lo que suceda en el mundo real te encargas de que haya otra realidad contada y celebrada en la televisión, en la radio, en los periódicos y en las revistas. Realidad encantada y encantadora en la cual no hay yerros del supremo gobierno y en la que hasta los incómodos datos duros que arroja la realidad de veras, se transforman, mediante la magia del maquillaje, la iluminación y la edición, en destellos luminosos de un camino florido que nos llevará, ya verán escépticos, a la felicidad colectiva, al progreso, a la infalibilidad: Donde el señor Presidente del PRI pone el ojo, pone el gozo perpetuo para todos, la bala que mata a la impertinente realidad de veras, a la realidad fuera del sistema, donde sigue existiendo la corrupción, la mentira, la simulación así como las carencias, el dolor, la pobreza, la enfermedad, la inevitabilidad de lo desagradable, en fin: la muerte.

· Mientras esto sucede en México nos llegan noticias de que otro intento de restauración autoritaria (“porque lo mando yo”) está generando protestas de cientos de miles en Rusia, protestas insólitas y no previstas en el guión de la restauración (“y volver, volver, volver…”) que con su sagacidad de ex jerarca de la KGB había creado Vladimir Putin.

· Supongo que Vladimir encuentra sumamente fastidiosas esas protestas y sumamente insolentes los atrevimientos – cosas de la libertad- que se toman algunos ciudadanos rusos a través de la Internet, en blogs o bitácoras personales, en mensajes de no más de 140 caracteres en Twitter o hasta en Facebook. Son mensajes incómodos, fuera de control, salidos del huacal, que no hay manera de frenar so pena de presentarse ante el mundo como un vulgar dictador de país bananero, o como déspota oriental indigno de presidir una de las economías santificadas con el apodo de “los BRICS”-

· La noticia, pues, es que ya no son tan sencillos los intentos de restauración autoritaria. Que, con memoria o sin ella, las sociedades se han emancipado y sueltan, sin libreto previo, lo que les sale de su ronco pecho, de su caletre o de sus sentimientos. La noticia, además, es que en estos casos de nada sirve, inútil, el señor del portafolios con los billetes que tan buenos resultados nos había dado hasta ahora con los periódicos, con los columnistas reacios, con los editorialistas quisquillosos. No hay manera de domesticar, con cañonazos de billetes o con promesas de prebendas, a miles de ciudadanos virtualmente anónimos que se quejan, se burlan, hacen chistes, protestan a su manera a tiempo y destiempo, sin comedimiento, sin atenerse a reglas no escritas, sin amedrentarse porque me van a quitar la chamba o porque me van a fabricar un expediente turbio, no hay manera de controlar ese virus. Pinche Internet debe ser un invento del demonio.

· Leer no es lo suyo. Tampoco es lo de sus patrocinadores ni lo de sus promotores a sueldo. Mala tarde. No se han enterado que la restauración de esos viejos buenos tiempos, cuando callabas una crítica con un telefonazo o con un recado críptico pero amenazante, ya no es posible. Lo sabrían si leyesen, si con la humildad necesaria para toda buena lectura se dispusiesen a descifrar el mundo, entenderlo. No lo hacen porque eso no paga en el corto plazo. En el pecado llevarán su dolorosa penitencia.

domingo, 21 de agosto de 2011

Estupefactos por el cochinero de Moreira

Estimados lectores, en estos momentos no sé cuál de estos hechos – todos alrededor del descomunal crecimiento de la deuda pública de Coahuila que llevó a cabo Humberto Moreira, todavía presidente del PRI- me tiene más estupefacto:

1. El hecho de que Humberto Moreira haya pensado que su criminal e irresponsable manejo de las finanzas públicas de Coahuila podría pasar desapercibido.

2. El hecho de que haya bancos tan idiotas que le prestaron al estado de Coahuila miles de millones de pesos sin contar con información exhaustiva de la deuda total de ese estado y sin pedir que la nueva deuda se garantizase con participaciones federales futuras (si hubiesen pedido tal garantía todos los pasivos públicos de Coahuila tendrían aval del gobierno federal, pero de los más de 30 mil millones de pesos que debe ese estado, sólo tienen aval del gobierno federal unos 8 mil millones de pesos).

3. El hecho de que ahora se esté cocinando una reestructura de la deuda descomunal heredada por Humberto Moreira mediante la contratación de un nuevo financiamiento por más de 30 mil millones de pesos, ¡con la misma banca comercial que le prestó antes con singular desparpajo!

4. El hecho de que una buena parte de los electores de Coahuila, los suficientes no me cabe duda, hayan decidido darle su voto al hermano, del gobernador que los endeudó hasta la coronilla, para que siga el expolio por otros seis años.

5. El hecho de que la inmensa mayoría de los medios de comunicación y de nuestros “valerosos” periodistas hayan corrido un tupido velo sobre las tropelías de Humberto Moreira y sus compinches. O son muy idiotas, o son muy flojos o se mueren de miedo o son cómplices. Que no vuelvan a presumir de sus dedos flamígeros, ni de su incansable, ja, ja, ja, espíritu inquisidor y justiciero, y

6. La tibieza o acomplejamiento del PAN para sacar jugo de la denuncia de las tropelías de Moreira. En política, como en futbol, hay que saber rematar. No saben o no quieren hacerlo.

No se necesita mucha perspicacia para saber que muchos priístas más o menos inteligentes (entre los cuales obviamente NO están los hermanitos Moreira, que cuando se atascan ni siquiera tienen el cuidado de limpiar su cochinero) están que trinan contra el tal Humberto Moreira…, empezando por Enrique Peña Nieto. Ya se sabe que uno de los ancestrales hábitos priístas exitosos consiste en saber salpicar a los correligionarios…, pero Humberto Moreira no se ha enterado que se trataba de salpicar beneficios, prebendas, contratos, ayudas o patrocinios, ¡no de salpicar mierda!

Por cierto, que alguien le explique a Manlio Fabio Beltrones que pierde su tiempo defendiendo a Moreira. Es impresentable, ¿o será que Beltrones no quiere que se siga destapando la alcantarilla?

¿Cuánto tiempo le queda al señor Humberto Moreira como dirigente del PRI? Se corren las apuestas: ¿un mes?, ¿dos semanas?, ¿seis días?

Y es que si los priístas no se deshacen de su actual presidente formal ya pueden olvidarse de regresar a Los Pinos.

Por lo que hace al PAN, que debería sacarle jugo al asunto porque esto es política y no un torneo de retórica en la sala de casa, el panorama es desalentador con una sola excepción (que les platico más adelante)…Tenemos a Juan Molinar Horcasitas que habla mucho, se enreda más y no sabe rematar. Júrenlo que si alguna vez ha jugado futbol jamás anotó, ni estando solo, con la portería frente a él y con el portero desmayado…Tenemos a Santiago Creel, patético, echando bravatas a sus compañeros de partido y no atina siquiera a darle una raspadita al tal Moreira (el pobre no sabe dónde está la portería contraria)…Tenemos a Josefina Vázquez Mota, a quien yo creí más ducha y me equivoqué, entretenida haciéndole carantoñas al poeta del pacifismo bobalicón…(Retiro lo dicho hace algunas semanas acerca de Vázquez Mota: no debe ser la candidata del PAN, sobre todo ahora que ya la adoptó el periódico “Reforma” como su candidata “in pectore”, ¿a poco no lo han notado?).

La única excepción que encuentro, entre tanto panista pasmado y acomplejado, es Ernesto Cordero. Con elegancia y en su papel como Secretario de Hacienda se limita a hacer un comentario “técnico” sobre el asunto de la deuda pública de Coahuila: les esperan años muy difíciles a los ciudadanos de Coahuila porque “las deudas de hoy son, inevitablemente, los impuestos de mañana”. O ajustan gastos durante muchos años para poder pagar o suben los impuestos locales. Con eso basta. (Me parece que sólo Cordero, entre los aspirantes panistas, entiende el brete en que metió Moreira no sólo a Coahuila, sino al PRI y lo entiende por tecnócrata…por eso Cordero no necesita gritar o aventar adjetivos al estilo Molinar Horcasitas, le basta dar cifras y hacer cuentas; con eso basta para que entendamos que Humberto Moreira no sólo fue mentiroso y deshonesto con la ciudadanía, también ha demostrado que tiene muy poca materia gris en el cráneo).

Pobres coahuilenses, y todavía votaron – muchos de ellos, hasta darle el triunfo al PRI- por el hermano de quien les endilgó esa carga por varias generaciones.

domingo, 7 de agosto de 2011

No dejen de preocuparse…

Sin duda el panorama para la economía mundial se ha ensombrecido de nuevo. Veamos:

- Los periódicos del mundo ya han empezado a hablar de los problemas “gemelos” de deuda de la Unión Europea y de los Estados Unidos.

- El viernes, por la tarde, la calificadora Standard & Poors “degradó” la calificación otorgada a la deuda del gobierno de los Estados Unidos y, en consecuencia, el gobierno chino aprovechó para “regañar” a los Estados Unidos y proponer el establecimiento de “una moneda mundial de reserva” que sustituya al odiado dólar estadounidense.

- El domingo 7 de agosto el mundo parecía esperar, al borde del asiento, y con los niveles de adrenalina al máximo, cómo responderían los mercados bursátiles a la degradación de la calidad que S&P otorga a la deuda del gobierno estadounidense.

- El presidente del Banco Central Europeo, Jean Claude Trichet, anunció a mediados de la semana que terminó, un programa extraordinario de liquidez para que en lo inmediato los bancos y los gobiernos de la Unión Europea puedan sortear las tribulaciones que los desastrosos resultados fiscales de varios países “periféricos” (empezando por Grecia) están ocasionando en toda Europa e, indirectamente, en el mundo.

- Las bolsas de valores del mundo tuvieron una de sus peores semanas de los últimos tres años.

- Se resucita, en los comentarios de algunos observadores, el espectro de una nueva caída (la famosa “W”) tras la crisis global de 2008-2009; otros hablan de la gran-gran-gran depresión.

¿Qué puede hacer ante todo esto la gente común en un país como México?

La primera respuesta obvia es “preocuparse”. Basta ojear cualquier periódico o noticiario de televisión, escuchar las peroratas en la radio, atender las declaraciones graves y sentenciosas de cualquier politiquillo, para estar convencido: “hay que preocuparse”.

Esta respuesta, sin embargo, es la más estúpida, estéril y contraproducente que podemos dar a estas noticias.

Hay gente que goza mostrándose “preocupada” o incluso “alarmada” frente a imaginarias o reales catástrofes porvenir. Si alguien les pregunta qué están haciendo ellos para evitar el desastre que anuncian con tanto denuedo, lo más probable es que nos contesten que ellos, gente común, no pueden hacer nada por evitar el desastre que viene, que su preocupación surge del convencimiento de que quienes sí pueden hacer algo para salvarnos de la debacle son unos perfectos imbéciles, incompetentes e insensibles.

Lo que más le molesta a estos profesionales de preocupación – el Congreso mexicano, por cierto, está lleno de individuos de ambos sexos especialistas en la materia- es que alguien les muestre que sus preocupaciones no sólo son estériles, sino que están profundamente desencaminadas.

Sin embargo, y aunque tanto les moleste, ese parece ser el caso. Explico a continuación porqué:

1. Como mostró el Departamento del Tesoro de los Estados Unidos el sábado, el fundamento que ofreció S & P para degradar la deuda pública de los Estados Unidos contenía un “pequeño” error de cálculo equivalente a dos millones de millones de dólares (“trillions” en la denominación usual en los Estados Unidos) y por tanto sobrestimó el problema desde el punto de vista económico. De ahí que una vez que el Tesoro le hizo conocer (el mismo viernes) su “errorcito” a la calificadora, ésta modificó su argumentación poniendo el acento, ya no en las frías cifras, sino en el aspecto político de las crecientes dificultades que parece estar teniendo el gobierno de Barack Obama para lograr acuerdos eficiente y eficaces con el Congreso de su país.

2. Más aún, la calificadora S & P se ha metido en un embrollo porque, por mera congruencia, debería degradar la deuda de muchos otros países (como Francia, a cuya deuda gubernamental da la máxima calificación a pesar de que representa un “riesgo país” mayor que el de la deuda de México; o como España, que inexplicablemente sigue gozando de una calificación AA por parte de S & P), cosa que seguramente no se atreverá a hacer.

3. Por supuesto, esto no significa que la deuda del gobierno estadounidense no sea un serio problema para la economía de ese país, pero no hay que olvidar que es un problema que sí se está atendiendo, para lo cual se llegó a un acuerdo imperfecto, pero funcional, en el Congreso de los Estados Unidos.

4. Esto tampoco significa que la decisión de S & P sea irrelevante o no vaya a causar problemas serios en la economía mundial. Por desgracia, sí pesa (aunque sea una decisión irresponsable y mal fundada) y sí causará graves turbulencias en los mercados financieros. Por lo pronto, es una decisión que presiona para que varios fondos de inversión de muy bajo riesgo, obligados a invertir en papeles AAA plus, muevan sus actuales posiciones en bonos del Tesoro estadounidense a otros instrumentos, muy pocos en términos relativos, que ofrecen los mercados.

5. Hoy lunes los mercados financieros amanecerán muy perturbados – unos más y otros menos-, sin embargo las aguas volverán a su cauce en el mediano plazo. ¿Por qué? Porque es inocultable que, en el fondo, el gran perdedor en esta jugada de S & P es la propia calificadora de valores, que perderá aún más credibilidad. Me atrevo a pronosticar, incluso, que las otras firmas calificadoras no le seguirán en automático.

6. Salvo para los fondos que por su propia normatividad tienen que ajustarse a las clasificaciones de S & P, la credibilidad de los bonos del Tesoro estadounidense sigue siendo la misma hoy que hace una semana.

7. Más aún, el “regaño” del gobierno chino y su llamado a crear una moneda mundial de reserva sólo es un desplante fanfarrón de quien desea hacer leña del árbol caído. Una moneda mundial de reserva no se crea por decreto y el gobierno chino no tiene otra opción que los bonos del Tesoro para invertir la mayor parte de los cuantiosos excedentes que obtiene por sus exportaciones, del mismo modo que los consumidores estadounidenses no tienen otras opciones que muchos productos chinos si lo que buscan son gangas y del mismo modo que los sufridos trabajadores chinos no tienen otro remedio que seguir tolerando la explotación que de ellos hacen los jerarcas del partido comunista, escatimándoles no sólo libertades elementales, sino también poder de compra.

8. ¿Está México preparado para soportar los tiempos de turbulencia mundial que vivimos? Sí, en lo básico: finanzas públicas en orden, política monetaria responsable e inteligente, considerables reservas internacionales bien apuntaladas y administradas, competitividad en ciertos sectores de la industria manufacturera que son decisivos. Pero eso no significa que muchos de nuestros insignes líderes políticos y de opinión estén a la altura de las circunstancias. A la mayoría de ellos, por ejemplo en el Congreso o en los partidos políticos, sólo les queda “seguirse preocupando” porque no saben hacer otra cosa, y quejarse, aventándole la responsabilidad a otros, de preferencia al Presidente y a su gabinete.

La respuesta inteligente, para los demás, para quienes no somos profesionales de la preocupación, es trabajar más y mejor. Recurrir a información confiable y de verdadera calidad, sopesar los hechos y no los adjetivos. Plañideras sobran en este país, tal vez porque ser plañidera es una forma muy mexicana de vivir a costillas de los demás.

martes, 14 de junio de 2011

Ahora sí, la tragedia griega

Algo que jamás se les podrá reprochar a la inmensa mayoría de los políticos mexicanos es haber sucumbido mentalmente frente a la globalización.

Por más que sean evidentes las interconexiones financieras, comerciales y culturales en el mundo, la clase política mexicana, amurallada en la contemplación de su ombligo, resiste a píe firme. Por más que cualquiera con dos dedos de frente e Internet a la mano pueda comprobar que este mundo es un pañuelo virtual, en el que la torpeza de un funcionario estadounidense, la ambición de un jerarca del Partido Comunista Chino, la corrupción de un político francés o los despropósitos de un intermediario financiero pakistaní radicado en la Gran Bretaña, bastan y sobran para desatar una crisis global, los políticos mexicanos no ceden: la globalización no anidará en sus privilegiados cerebros, para ellos “como México no hay dos” y “fuera de México (el país) todo es peor que Cuautitlán: tierra ignota e indiferente”.

Esto permite que la realidad pertinente se reduzca de forma microscópica: el cosmos pende de un hilo que son las elecciones presidenciales de 2012. Lo demás, es lo de menos. Lo demás es esa parte del periódico que nadie lee, la sección de internacionales, útil sólo para que el chofer limpie el parabrisas del Audi o para que la muchacha recoja, instruida en los rudimentos de la ecología y la cultura cívica, las caquitas del perrito cuando lo saca a pasear al parque.

Por eso no dudo que a la inmensa mayoría de los políticos y funcionarios mexicanos, como a buena parte de los empresarios y a sus amanuenses en los medios de comunicación, les pasará de noche la noticia que la calificadora de valores Standard & Poor’s (S&P) redujo la deuda griega a “triple C”, esto es: un riesgo de no-pago o incumplimiento mayor al de la deuda de Ecuador, Jamaica, Pakistán o Granada.

Por supuesto, la economía griega por sí misma, desvinculada de la Unión Europea, no es un riesgo global. Podría conjeturarse, en esa hipótesis fantástica de Grecia sin la Unión Europea, que no hay mayor problema: que truenen las finanzas de Grecia, como en su momento tronaron las finanzas públicas de Argentina y el asunto no pasa a mayores. Pero no es así. Grecia es parte no sólo de la Unión Europea, sino de la zona Euro y la caída de Grecia arrastrará inevitablemente a uno de los proyectos más ambiciosos y visionarios de la economía moderna: la unión monetaria, la idealizada zona monetaria óptima (Robert Mundell) alrededor del Euro.

Y eso, ¿qué importa en México, cuando estamos enfrascados en dilemas que se nos venden como estratégicos o vitales, digamos: el del eventual retorno del PRI y su cohorte de milagros y abusos a Los Pinos? Importa mucho más de lo que parece. Veamos.

1. S & P argumenta que el crédito soberano de Grecia está amenazado por una reestructuración de la deuda que se antoja inevitable, y en la cual los acreedores (muchos de ellos, varios grandes bancos europeos) perderán miles de millones de Euros, de una u otra forma. Palabras más o menos, los analistas de esa calificadora han dicho: Desde nuestra perspectiva crecen las probabilidades de que Grecia tenga que reestructurar su deuda soberana lo que, bajo las condiciones de cualquier programa de rescate, implicará que los acreedores tengan que proveer fondos adicionales; esto, de acuerdo con nuestros criterios, supondrá uno o más incumplimientos (‘defaults’).

2. Para enfrentar este agravamiento de la crisis griega, la Unión Europea, con Francia a la cabeza, está proponiendo que la señora Christine Lagarde se haga cargo de la dirección del Fondo Monetario Internacional. La señora Lagarde, al igual que el gobierno al que actualmente sirve (el de Nicolás Sarkozy), se opone rotundamente a una reestructuración y calcula que el mismo FMI, junto con recursos de los contribuyentes alemanes y franceses, podría echarle la mano a Grecia, aportándole aún más dinero. La señora Lagarde es una cincuentona encantadora, abogada distinguida, que durante muchos años trabajó como ejecutiva en una consultora empresarial estadounidense en Chicago y que, al igual que durante su gestión como Ministra de Finanzas de Francia, tiene la convicción de que no hay que afectar los intereses de las corporaciones financieras o empresariales haciéndoles aceptar pérdidas causadas por una mala decisión de negocios (en este caso, la mala decisión fue haberle prestado al gobierno griego con singular desparpajo los recursos de sus clientes, amparados en que al fin y al cabo se trataba de una nación dentro de la órbita del Euro), y de que siempre hay la posibilidad de darle otra vuelta a la tuerca y pasarle la cuenta de las pérdidas a los contribuyentes, no sólo de Europa, sino del mundo a través del generoso FMI. Por si fuese poco, la señora Lagarde tiene pendiente una peliaguda resolución judicial – fue pospuesta por los jueces la decisión hasta el 8 de julio- acerca de una acusación enderezada en su contra por los latosos socialistas franceses quienes aseguran que benefició indebidamente a un adinerado empresario francés con una resolución discrecional (el empresario, desde luego, es “amigo” del gobierno de Sarkozy), lo que ubica a los miembros del Consejo Directivo del FMI (los 24 personajes que decidirán este mismo mes qué candidato o candidata debe encabezar el FMI) en un terreno pantanoso: ¿Qué sucederá si a la postre los jueces franceses deciden que sí procede el alegato de los socialistas y hay que llamar a la señora Lagarde a rendir cuentas de sus actos?, ¿podrá el zarandeado y vapuleado FMI aguantar que su flamante Director-Gerente, al igual que el anterior, esté sometido a un proceso judicial, en este caso apenas iniciado su encargo?

3. Pero más allá del fuertemente disputado proceso para elegir al nuevo dirigente del Fondo Monetario Internacional, el panorama europeo dista de ser alentador para el mundo: los políticos europeos no tienen ánimos ni incentivos para emprender una reforma a fondo en Europa, obligando a los socios de la Unión a cumplir con los estándares fiscales y de productividad a los que cada país miembro debería ajustarse para poder pertenecer a la Unión Monetaria. Ojo, tarde o temprano los problemas y las crisis monetarias se revelan como consecuencias de desarreglos fiscales y estructurales en la economía. El desbarajuste monetario y financiero sólo es consecuencia de que la economía real (tanto en su vertiente de las cuentas públicas como en su vertiente productiva) está intentando vivir por encima de lo que realmente produce. Y este no es un asunto financiero, sino de voluntad y visión política. Un asunto muy costoso desde luego. ¿La clase política europea está dispuesta a corregir esos desajustes? Lo dudo, sólo encuentro alguna voluntad, algo menguada, en Alemania. Fuera de Alemania, todo parece ser escaramuza electorera, visión del más corto plazo, consigna conocida y lamentable: “Después de mí, el diluvio”.

4. No es ahí donde se detiene el escenario para fabricar una tormenta perfecta de consecuencias globales más o menos desastrosas. Con matices y estilos distintos que los de sus colegas europeos, la clase política estadounidense tampoco parece muy dispuesta a realizar reformas fiscales a fondo y otra vez ojo: la promesa de que “le vamos a cobrar más impuestos a los ricos” es tan “vendedora” como inefectiva, lo que hay que atacar es el gasto y el endeudamiento. El presidente del FED, Ben Bernanke, ya envió el aviso: “La política monetaria no puede hacer más por la recuperación y por el empleo, se requieren acciones de política fiscal”. Pero lo que dijo Bernanke ha sido hasta ahora un llamado en el desierto. Nadie se pone el saco.

5. En el mejor de los escenarios esto significa que la economía en los próximos años va a crecer menos que durante la primera década del siglo y que seguiremos caminando lo suficientemente cerca de los abismos como para justificar sobresaltos y soponcios.

Ante todo esto, ¿cuáles son las consecuencias para México?

1. Ha sido una muy buena jugada del gobierno de Felipe Calderón entrarle sin timideces a la contienda por la dirección del FMI: tenemos candidato con credenciales reconocidas por propios y extraños y existe una clara ventana de oportunidad. El mundo ya no es propiedad exclusiva y escriturada de los países avanzados, las economías emergentes, con todas sus pegas, también están jugando un papel decisivo y eso es un dato irreversible. Se trata de una verdadera política de Estado (que, paradójicamente, no se ha entendido a cabalidad por lo mal acostumbrados que estamos a las jugarretas de cálculo electoral de muy corto plazo) con un horizonte que se mide en décadas, no en años. Gane o pierda Agustín Carstens, y sus probabilidades de ganar son mayores de las que parecen desde la óptica de “hecho consumado” que Francia ha logrado imponer en los medios, el mensaje al mundo ya se envió. Como dicen los expertos en geopolítica y teoría de juegos: en estas cosas las amenazas tienen que ser creíbles y la probabilidad de que un no-europeo competente llegue a dirigir el FMI ya es creíble, lo que le da a México y a las economías emergentes un poder de negociación del que hace tres meses no disfrutaban.

2. Así como hay que derrotar el euro-centrismo en el FMI, localmente debemos superar el aldeanismo nacionalista y la visión de corto plazo. El mundo no se define en las elecciones mexicanas de 2012, pero más nos vale que en las elecciones de 2012 veamos más allá de nuestras narices. ¿Qué candidato de qué partido ofrece una visión global de futuro?, ¿quién de los aspirantes entiende que México ya no es un país de pobrecitas víctimas tercermundistas, sino de clases medias más o menos pujantes a las que ya no se puede engatusar con demagógicos aumentos al salario mínimo, precios artificialmente congelados y empleos de pacotilla para hacer caminos de mano de obra?, ¿quién entiende que México es parte del mundo y no puede jugar aislado, como si corriese en una pista aparte, sólo para guadalupanos y para la raza de bronce?

3. Vienen tiempos difíciles. Más nos vale preservar lo logrado en el terreno de la macroeconomía: finanzas públicas sanas, política monetaria responsable. Más nos vale despojarnos de mitos populacheros y aldeanos, como el de la intocabilidad del petróleo nacional, las pensiones tipo piñata (sin capitalización individual y cargadas al fisco), la intocabilidad de los magnates que medran de usufructuar oligopolios, mercados cautivos y arreglos obtenidos mediante presiones irresistibles para los políticos, la intocabilidad de una ley laboral caduca que se ha vuelto la peor enemiga de la creación de empleos.

La tragedia griega repercutirá en México. No se trata de si nos parece o no, de si queremos que así sea o no. Ese es un hecho. Lo que está en nuestras manos es cómo enfrentaremos inteligentemente ése y otros episodios de un mundo global. Porque, señores políticos tan amantes de la contemplación del ombligo, la globalización tampoco es opcional.

miércoles, 8 de junio de 2011

El puritano horror a unos calzones

Anthony Weiner en lugar de enviar un “mensaje directo” por Twitter a una conocida – con una foto del propio Weiner en calzoncillos- apretó el botón equivocado y envío la fotografía “inapropiada” a todos sus seguidores en Twitter.

Este error de dedo – y habrá quien dirá que de juicio – del pobre Weiner ha destrozado su carrera, su reputación pública y, probablemente, sus relaciones maritales y familiares para regocijo de los medios de comunicación y de muchos políticos en los Estados Unidos, quienes se han dado un festín de moralina, vestiduras rasgadas (ojo: las “vestiduras rasgadas” tienen una connotación moral buena, pero los calzoncillos puestos de la fotografía de Weiner no la tienen), escaramuzas electoreras y prédicas santurronas.

Todo esto porque Weiner es representante (en México diríamos diputado) por Nueva York del Partido Demócrata.

Tal vez yo sea un libertino y un cínico pero a mí me alarma mucho más, desde el punto de vista moral, que diarios presuntamente serios como The Washington Post, The Wall Street Journal y muchos más desplieguen en sus primeras planas la triste historia de la foto “inapropiada” de Weiner como si se tratase de una información relevante para la vida y el futuro de Estados Unidos y del mundo; tal parece que la marcha del cosmos ha sufrido un accidente terrible porque un político neoyorquino en sus momentos de hastío se entretenía intercambiando imágenes poco decorosas, (oh, sí, de connotación sexual) por la red, como otros matan el tiempo resolviendo sudokus o viendo “reality shows” en la televisión.

Pero los medios sólo parecen reflejar las reacciones de los propios políticos ante este incidente – bochornoso, pero irrelevante- que protagonizó uno de sus colegas. La líder de los demócratas en la cámara de representantes, la lenguaraz Nancy Pelosi (hagan de cuenta el profesor Moreira en versión femenina y californiana), ha anunciado que el Comité de Ética de la misma cámara investigará el asunto para determinar si acaso Weiner hizo mal uso de los recursos públicos al enviar imágenes indecorosas por la red (todo indica que no, desde luego, y que tales actividades eran una curiosa manera de gastar sus propios recursos y su tiempo libre). Algunos republicanos así como los auto-denominados conservadores poco menos que están proponiendo quemar en leña verde al pecador Weiner para escarmiento de otros depravados (así les llaman) y para mostrar el buen camino a las jóvenes generaciones.

Los políticos, a su vez, ¿reaccionan así espontáneamente o son azuzados por los medios y los editores de los medios ávidos de mostrar en sus ediciones de mañana algo que conmueva, escandalice u horrorice al mundo? Sospecho que es un juego de mutuas provocaciones entre medios y políticos, teniendo ambos grupos en mente a esa terrible abstracción que es un monstruo de millones de cabezas: la sociedad, los electores.

¿Son así de hipócritas y puritanos bobos los estadounidenses en promedio? No lo sé. Pero todo eso es lo que me asusta y escandaliza, no la imagen de un pobre político aburrido en calzoncillos.

En México tenemos fenómenos parecidos. Por ejemplo, uno de los periódicos favoritos de las clases medias y altas de la ciudad de México, el Reforma, con gran frecuencia recurre a esta lógica que mezcla moralismo con morbo, hipocresía con denuncia, inquisición periodística con inquisición de vieja metiche. Y tanto éxito ha tenido dicho diario, una incursión avasalladora de cierto periodismo aldeano y regiomontano “made in USA” (hasta sus normas de estilo son una copia extra lógica de manuales de prensa amarillista local de Estados Unidos, mal adaptados a la sintaxis del español), que muchos otros diarios con frecuencia imitan ese mecanismo de la falsa proeza periodística: poner a las personas de la vida pública en calzoncillos virtuales para regocijo de un público morboso, aburrido, enojado, impotente…

Y si no hay fotos en calzoncillos ese falso periodismo se las inventa mediante la provocación y la maledicencia anónima, escudada en el formato de “columna de trascendidos o información de buena fuente o receptáculo de chismes del mundillo político, financiero y de negocios”.

En tales columnas el mecanismo de provocación, para fabricar noticias donde no las hay, funciona más o menos así: primero, se publica en la columna de chismes algo como “se dice en los pasillos de tales oficinas que Fulano o que Zutana están malgastando el dinero de los contribuyentes…”, ¿quién lo dice?, ¡quién sabe!, pero es obligatorio creerle a la columna anónima porque “están muy bien informados”; segundo paso: Fulano o Zutana, asustados por el “temor a ser cachados y exhibidos como pecadores públicos”, reaccionan más o menos airadamente y buscan que el diario reivindique su reputación puesta insidiosamente en duda. Tercer paso, el diario “atiende” a su peculiar manera los deseos de los agraviados por la maledicencia escrita y, partiendo del axioma de que todos los señalados por su dedito flamígero son culpables, tergiversa las aclaraciones (o, en el mejor de los casos, las publica perdidas en las páginas interiores bajo el apasionante encabezado de “réplica”) y así logra, con gran economía de talento, dos grandes éxitos: tiene a los sospechosos comiendo de su mano, temerosos y reverentes, y a su público feliz con la exhibición de otra bajeza - real o supuesta- del prójimo y tal vez convencido de que tal porquería impresa (o en la red) es el “no va más” del periodismo valiente y de investigación, periodismo independiente y de denuncia ciudadana. ¡Quítense Woodward y Bernstein que ahí les va su “Templo Mayor”!

Lo curioso es: ¿por qué hay tanta gente que le tiene tanto miedo a esta pandilla de irresponsables, chismosos, maledicentes y frecuentemente calumniadores?, ¿por qué se fatigan en complacer a la dictadura de puritanos hipócritas y los cultivan con carantoñas y complacencias? Sospecho que es por lo que se llama “mala conciencia”.

La “mala conciencia” es una denominación inventada por Nietzche y retomada por Sartre que describe la incomodidad de quien sabe que no actúa de acuerdo con los valores morales que presume, (no confundir con la auténtica culpa, que obedece a un genuino malestar interior y personal, no socializado, por los daños causados a otros, a nosotros mismos, tal vez a Dios mismo, por alguna acción u omisión).

Así que ya saben: si acaso tienen mala conciencia o temor a ser cachados y exhibidos… ¡tengan mucho cuidado al apretar el botón de “enviar” en Twitter o en el correo electrónico! El fatuo tribunal de las viejas chismosas y puritanas seguramente los está viendo.

sábado, 4 de junio de 2011

El arsenal de Hank

Vamos a ver: fue detenido por el ejército Jorge Hank Rohn, en su domicilio y en posesión de 88 armas y nueve mil cartuchos. No es poca cosa. ¿Para qué quiere alguien honesto e impoluto tal arsenal?, ¿es tal conducta la que se espera de un ciudadano emprendedor que respeta la ley y los derechos de los demás?

Hay que tener cuidado con las extrapolaciones apresuradas del tipo: “ya ven, eso es el PRI”. No necesariamente, no tan rápido. Vamos razonando paso por paso, despacito, para que hasta alguien tan lerdo como el profesor Humberto Moreira lo pueda entender. No puede decirse, en estricta lógica, que del hecho de que Hank Rohn sea un priísta destacado, éste Hank Rohn dueño de casas de apuestas, adinerado, amigo de amedrentar al prójimo con armas y matones, tal vez causa última o remota del asesinato de periodistas, como aquél “gato Félix” asesinado en Tijuana, se infiere que así sean todos los miembros de dicho partido, del PRI. Nada más falso. Tampoco puede inferirse de este hecho (que uno de los hijos amados del famoso profesor Carlos Hank González, prototipo del PRI, parezca delincuente, actúe como delincuente, hable como delincuente y propicie la delincuencia) que el PRI tenga por objetivo la promoción y el reinado de la delincuencia. No, no tanto. Hasta donde se sabe no está tal objetivo en su declaración oficial de principios.

Pero a poco que meditemos en el asunto encontraremos que el PRI es la agrupación idónea para que florezcan y se propaguen entre sus militantes este género de conductas. Dicho en analogía imperfecta: el PRI le queda como guante a la medida a esta mano peluda y execrable de la delincuencia, la impunidad y el autoritarismo.

Veamos. Por una parte, el laicismo a ultranza obligado del PRI con gran facilidad se traduce en amoralidad extrema (vale la pena acordarse de la exclamación de uno de los hermanos Karamazov: “si Dios no existe todo está permitido”); por otra parte, la obsesión enfermiza del PRI por el poder, ya que es un partido que fuera del poder absoluto o casi absoluto se siente enfermo y hasta herido de muerte, alimenta, a despecho de las leyes formales y de la retórica hipócrita a favor del estado de derecho, que sus militantes cuanto más entregados a la búsqueda y al sostenimiento del poder, más cercanos se vuelvan a trasgredir la ley por no hablar de romper las más elementales normas morales de convivencia civilizada.

Esta tendencia inevitable, casi fatal, a burlar la ley en nombre del poder, con frecuencia modela un tipo de políticos priístas que se regocija no en el cumplimiento de la ley, sino en las argucias y astucias que permiten burlar a la vez la ley y sus consecuencias. No se trata de cumplir la ley, sino de hacer todo lo necesario para que los mecanismos disuasivos y punitivos de la ley no nos toquen. Esto es: un tipo inteligente, en esta lógica priísta, es quien logra eludir la ley con tal sagacidad que no puede ser tachado estrictamente, con apego a la letra de la ley y con la ayuda de unos jueces benévolos pero igualmente astutos, de ser delincuente.

Volcada a los parámetros rupestres de algunos tal habilidad es el equivalente a las destrezas que, mediante la repetición sistemática de movimientos y gestos de desafío, logra el bailarín popular que se desplaza en la pista con tal artificio que se dice de él: “es capaz de bailar un vals, un mambo o un tango sobre un ladrillo y no se cae de esa estrecha superficie”. ¡Bravo por él! Curioso pero esa es una de las destrezas que se le encomian al actual presidente del PRI, el profesor Moreira.

Quién sabe en qué terminará esta nueva escaramuza de la eterna batalla entre quienes aún creen que tiene un significado la palabra decencia y quienes en su fuero interno igualan decencia con candor bobalicón. Lo cierto es que la detención del señor Hank Rohn, distinguido heredero de una dinastía política que bien conocemos, nos recuerda que el PRI sigue siendo la mejor incubadora de tal tipo de personajes.

De veras, ¿queremos ver de nuevo a ese club o pandilla dirigiendo los destinos de este país desde la Presidencia de la República? No sé a ustedes, pero a mí hasta el más pazguato de los posibles candidatos panistas me parece menos malo.

domingo, 29 de mayo de 2011

Francia, peleando la zona de confort exclusiva

Lo que los políticos europeos, y especialmente los franceses, están peleando al intentar dar un golpe de mano e imponerse de nuevo en el dirección del Fondo Monetario Internacional es conservar su zona de confort, exclusiva de Europa, aunque tenga que ser pagada por el resto del mundo.

Se ven desesperados. El bajito Nicolás Sarkozy lanzó en los oídos ávidos de los periodistas durante la reunión del G-8 su conjetura: Barack Obama ya decidió a favor de nuestra candidata Christine Lagarde y, a falta de más indicios, jugó a las adivinanzas, que si por eso la locuaz Hillary Clinton, feminista sesentera trasnochada, había dicho que le encantaría ver a una mujer en la dirección de un organismo financiero internacional, como el FMI; claro, al chaparrito Sarkozy se le olvidó advertir que la propia Clinton puntualizó que hablaba de forma oficiosa y que el gobierno de su país, Estados Unidos, no se había inclinado por ninguno de los dos candidatos: la abogada Lagarde o el economista mexicano Agustín Carstens…, o por alguien más que aún podría surgir antes de la fecha límite para las postulaciones, que es el 10 de junio.

Más tarde el ministro de relaciones exteriores francés, Alán Marie Juppé, mintió ante la prensa sin empacho: que en forma unánime los miembros del G-8, incluyendo a Estados Unidos y a Canadá, se habían decantado a favor de la abogada Lagarde. Falso, pero Juppé corrió el riesgo porque la reunión ya había terminado y porque la mentira, en estos gobiernos neo-gaullistas de Francia, es moneda corriente. Por supuesto, el ministro de exteriores de Sarkozy se vería en apuros si alguien le pidiera mostrar el comunicado o la declaración oficial del G-8 en la que quedó asentada la supuesta unanimidad a favor de Lagarde…No hay tal. Lo único que hubo, desde el inicio de la cumbre, fue la advertencia de que la sucesión en el FMI no sería abordada en la reunión de jefes de Estado.

Estos burdos intentos franceses por hacer de la imposición de Lagarde, a despecho del análisis de los méritos de los candidatos y de sus capacidades técnicas y profesionales para dirigir el FMI, un fait accompli (un hecho consumado), sólo son signo de la desesperación de Sarkozy y de otros políticos europeos ante la temible perspectiva de que un no-europeo, que lo mismo podría ser Carstens que algún tercer candidato que tal vez está guardándose como carta sorpresa, presida el FMI y no tenga más remedio que recordar a la Unión Europea que la única salvación del Euro y del gran proyecto que está detrás de él, es empezar a recortar los exorbitantes privilegios que sustentan el llamado “estado de bienestar europeo”.

Hasta ahora el mexicano Carstens es el único que, como dicen en España, “le ha plantado cara” al desesperado intento de la clase política europea de salvar sus privilegios y al mismo tiempo salvar a la misma Unión. Intento imposible salvar las dos cosas a la vez; el estado de bienestar con privilegios exorbitantes es inviable y está herido de muerte: No hay comidas gratis. En esa misma medida puede ganar Carstens, aun vista la desproporción de recursos (públicos, desde luego) que están invirtiendo los franceses para imponer a Lagarde como hecho consumado y los modestos pero esforzados intentos del mexicano por concretar votos de países indecisos o taimados, como Brasil.

Estos poco más de diez largos días, de hoy al 10 de junio, corren en contra de Lagarde y a favor de Carstens, hagan lo que hagan. Las imposiciones se fraguan rápido, sin dar tiempo a las protestas ni a que el personal se entere; si se les da más tiempo se frustran. Eso lo saben bien los políticos como Sarkozy. De ahí su desesperación.

Esto es lo que parece estar en juego en esta insólita carrera del David mexicano (Carstens) contra la arrogante maquinaria de dinero público y favores que está desplegando, con poco pudor, el gobierno de Sarkozy.

Mientras tanto, crecen las versiones de que podría surgir un “caballo negro” más o menos inesperado: Stanley Fischer, el actual gobernador del Banco Central de Israel, que podría ser una solución de compromiso, temporal (digamos, un par de años solamente al frente del FMI, dada su edad) que acabe por derrotar la tentativa de la Unión Europea por mantenerse como dueña y señora del FMI, a despecho de la nueva composición de la economía mundial, muy diferente de la que prevalecía en 1945.

Pero aún si no surgiera Fischer, las probabilidades de Carstens están creciendo porque aparte de las triquiñuelas de fabricar un hecho consumado a fuerza de declaraciones de prensa, Francia no tiene a través de la señora Lagarde un historial de experiencia en el servicio público, en organismos internacionales, ni mucho menos de capacidad de gestión de crisis y conocimientos técnicos de finanzas y economía que pueda compararse con el historial de Carstens.

Claro que Francia o la Unión Europea podrían intentar también la más o menos descarada compra de votos, prometiendo inversiones, préstamos blandos o ayudas para engordar la raquítica oferta de Lagarde y ganar la selección en el FMI a punta de promesas de billetazos (allá los pobres países ingenuos que se crean tales promesas porque, salvo Alemania, la Unión no está en condiciones de subvencionar a fondo perdido inversiones ruinosas o ayudas multimillonarias…y los alemanes son los menos dispuestos a hacerlo).

En fin, la moneda está en el aire. Gane o no, la candidatura de Carstens dista de ser ingenua, como han insinuado algunos desencantados. Por el contrario, es una verdadera “pica en Flandes” que más temprano que tarde acabará por desmoronar el mito de que entre Estados Unidos y Europa se bastan y sobran para “hacer” la economía mundial.

Europa, por lo pronto, necesita médicos competentes, no está para dar recetas ni para imponer sus modelos caducos e inviables de bienestar sin productividad.

domingo, 22 de mayo de 2011

Mexicanos, ¿esos acomplejados?

Tal parece que nuestra perdición, como mexicanos, es un profundo complejo de inferioridad que nos hace detestar el éxito, ser profundamente aldeanos, pasarnos la vida viéndonos el ombligo y repitiendo excusas ideológicas o propagandísticas para justificar nuestra mentalidad de perdedores perpetuos.

Este domingo, 22 de mayo, tuve la oportunidad hasta en tres ocasiones de constatar lo anterior.

UNO. Muy temprano, leí un interesante artículo del investigador Luis Rubio acerca de Brasil. De primera mano Rubio constató que Brasil es un país atrasado; en muchos aspectos cruciales más atrasado que México. Con severos problemas de falta de infraestructura, ausencia de competencia en muchos sectores, con precios mucho más caros para los consumidores en bienes duraderos, como los automóviles, proteccionista, que favorece mucho más a empresas y empresarios emblemáticos que a los consumidores. Pero, a diferencia de México, el autor encontró que Brasil es un país “echado para adelante”, sin complejos de inferioridad, que sabe “venderse” en el mundo.

Tiene razón Rubio. En lo que se equivoca es en pensar que sólo con grandes líderes, echados para adelante, el mexicano típico superará su complejo de inferioridad y su cortedad de miras. No, el problema no es de los líderes, sino de los mexicanos. Una empresa como Cemex no necesitó de “líderes” políticos del tipo de Lula para convertirse en una empresa global de primer orden; Octavio Paz no requirió de una beca perpetua del gobierno para escribir su gran poesía, que lo hizo ganador indiscutible del Premio Nobel (sólo menospreciado en su propio país, por mezquinas y obtusas “razones ideológicas”); Javier Hernández (“Chicharito”) no necesitó de una legión de burócratas de la Conade para ser el gran jugador de futbol que es en el Manchester United. En los tres casos que menciono, y hay decenas más de mexicanos exitosos a nivel mundial, una característica común del éxito fue: supieron salirse de la aldea y de las mezquindades locales, no se encerraron en su casita a verse el ombligo y lamentar su mala suerte o las injusticias del mundo hostil y ajeno, se hicieron ciudadanos exitosos del mundo en la misma medida que pudieron salirse de un entorno dominado por acomplejados, escaparon de la dictadura de los incompetentes.

DOS. Poco después del mediodía me enteré de que el gobierno de México anunció que postulará oficialmente al gobernador del Banco de México para la competencia por dirigir el Fondo Monetario Internacional. El comunicado en el que el Secretario de Hacienda dio a conocer este desafío a los viejos “usos y costumbres” de la década de los años 40 y 50 del siglo pasado expone brevemente los méritos de Agustín Carstens para ser el próximo director-gerente del FMI, son credenciales impresionantes y prácticamente únicas en el mundo. Reúne experiencia financiera de primer nivel, experiencia como banquero central, experiencia destacada y sumamente exitosa en puestos de dirección en el propio FMI. Dudo mucho que haya dos en el mundo con mejores credenciales para ese puesto. Muy bien. Independientemente de lo que suceda con esa candidatura mexicana (para el 30 de junio a más tardar lo sabremos), el solo hecho de la postulación muestra que el Presidente de México, Felipe Calderón, no es de la legión de acomplejados; es, tal como lo exigía Luis Rubio en su artículo, “un líder echado para adelante, entrón”.

Pero, oh sorpresa, algunas de las primeras reacciones locales ante el anuncio son otra vez reflejo del complejo de perdedores perpetuos: unos, dicen que es mala idea postular a Carstens porque si llegase al FMI entonces el Banco de México se quedaría sin un buen gobernador (es como lamentar que el famoso “Chicharito” juegue en el Manchester United porque eso le quitó a “las chivas” del Guadalajara a un destacado goleador). Se les olvida que el Banco Central es gobernado, desde el punto de vista de la política monetaria, de forma colegiada por una Junta de Gobierno en la que no sólo está Carstens sino cuatro estupendos subgobernadores altamente capacitados, todos y cada uno con historiales académicos y profesionales impecables. Al menos, le reconocen méritos a Carstens pero les atemoriza que salga de la aldea. Otra vez, a contemplarnos el ombligo.

Otros, los más lerdos e ignorantes, abiertamente detestan que Carstens o cualquier otro mexicano destaque por su propios méritos y por su esfuerzo. Eso les hace quedar mal. Eso desafía en el corazón a la dictadura de los incompetentes. Entonces, lo colman de epítetos que, en su abismal ignorancia, suponen denigrantes: “neoliberal”, “tecnócrata”, o centran su amargura de fracasados en hacer malos chistes de adolescentes acerca del sobrepeso de Carstens o pretenden descalificar una brillante carrera y un no menos brillante desempeño como economista recurriendo al gastado asunto del “catarrito” (¡Oh, sí!, ¡qué mal economista debe ser Carstens que le llamó “catarrito” a una terrible recesión!), sin pararse a considerar que: 1. La desafortunada expresión surgió a principios de 2008 – literalmente se la puso a Carstens en los labios el gritón locutor Carlitos Loret – y la crisis global no estallaría hasta nueve meses después con la quiebra de Lehman Brothers, 2. El “mal” economista Carstens fue lo suficientemente previsor como para evitarle a México pérdidas de miles de millones de dólares porque contrató oportunamente coberturas petroleras que compensaron sobradamente la brutal caída de los precios del petróleo en los mercados internacionales, 3. A diferencia de muchos otros países, en la crisis global de 2008-2009 el sistema financiero mexicano salió incólume y no hubo una masivo incumplimiento de créditos hipotecarios, que llevase a miles de familias a perder sus hogares (¡qué diferencia con la crisis de 1995-1996 en México!), 4. Si bien el PIB cayó verticalmente en el segundo trimestre de 2009, se conservaron la mayoría de los empleos (otra vez, ¡qué diferencia con otras crisis, como la de 1995-1996!), y 5. Nadie perdió sus ahorros, las tasas de interés no se fueron a las nubes inalcanzables y la depreciación de la moneda fue más que moderada; el mercado cambiario funcionó bien y nadie dejó de poder cambiar sus pesos por dólares o por otras divisas.

También se les olvida que como Secretario de Hacienda Carstens le heredó a su sucesor unas finanzas públicas en perfecto orden y sanas: ¿pueden decir lo mismo los ministros de finanzas o los secretarios del Tesoro de Estados Unidos, Gran Bretaña, España, Grecia, Portugal, Irlanda, Italia o Francia?

TRES. También el domingo, los Pumas de la UNAM ganaron la final del campeonato de futbol mexicano. Felicidades. Pero presencié (estaba de visita con un amigo en el sur de la ciudad de México), los excesos infantiles y vandálicos del festejo. Perdónenme, otra vez salió a relucir el aldeanismo y la cortedad de miras, parecía que se trataba de la final de un campeonato del mundo, o del día de la victoria final en una guerra mundial. Qué barbaridad, con qué poca cosa se conforman, cualquier charco lo confunden con un océano. Lo dicho: complejo de inferioridad, miras cortas, pequeñez, enamoramiento enfermizo hacia el propio ombligo. poca cosas, con quinal de un campeonato del mundo, o la victoria en una guerra mundial. Qucidades. Pero padeco de Estados Unido